lunes, 20 de diciembre de 2010

De mal gusto

Y realmente lo es. Es de muy mal gusto esta noticia que leía hoy en el diario El Mundo. Al parecer, en un Instituto de Secundaria de la Línea de la Concepción, un alumno de credo musulmán ha denunciado a su profesor de Geografía por hacer referencia al jamón de cerdo en clase.

Y digo yo una cosa: si usted viene a mi casa a visitarme, y yo le invito a quedarse a dormir, puede ocurrir que no le guste la decoración del dormitorio. O a lo mejor ocurre que le gusta, pero su religión le prohíbe dormir en habitaciones de color azul porque se rumorea que hace tres mil años un pastor de cabras salió gritando una mañana por el monte que eso era impuro. Pero eso no es un mi problema, coja la puerta y márchese a un hotel, o a casa de algún amigo que tenga las paredes de un color que le guste, o que le pareciera puro al pastor aquel hace tres mil años. Yo no me voy a enfadar. Lo que sería de mal gusto, es que mi invitado, aún encima que le hago un favor y le dejo quedarse en mi casa, se quejara y además tratara de obligarme a pintarle la habitación. Y lo que sería ya de idiotas, es que yo lo aceptara y no lo mandara a tomar por culo. Esta proposición, que es cierta, clara y evidente (como diría Descartes), hay algunos que no alcanzan a verla. Luego, siguiendo el Método Cartesiano, puedo afirmar que los idiotas existen, al menos en el Gobierno de este país.

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